San Juan de la Peña

Versión en español

Veíamos que por Alquézar mandaron los árabes por algunos siglos, crearon la villa, le dieron el nombre y construyeron el castillo para defenderlo de los ataques esporádicos de los pocos cristianos que se habían refugiado un poco más arriba, allá por las inexpugnables montañas pirenaicas.

Pues bien, esos cristianos entre escaramuzas y roberías contra los árabes también se dedicaron a cosas más elaboradas, artesanales e intelectuales. Construyeron iglesias, monasterios y conventos en el estilo reinante de la época: el Románico. Cuyo ejemplo más sorprendente, es sin duda, el Monasterio de San Juan de la Peña, que además de lugar de culto se erigió también en cuna del Reino y futura Corona de Aragón.

El Monasterio de San Juan de la Peña construido dentro de una enorme roca que le da el nombre en las postrimerías del siglo X, se convirtió con el paso del tiempo en el foco primordial y principal de introducción del rito litúrgico romano y de la regla benedictina en la España cristiana. Fue y sigue siendo parada habitual del Camino de Santiago, fuente de leyendas que lo relacionan incluso con el Santo Grial, además de panteón de reyes y monasterio predilecto de la incipiente corona aragonesa. A pesar del deterioro de las construcciones por su peculiar ubicación y diversos incendios, su influencia e importancia duró durante siglos hasta que en 1675 se edificó el Monasterio Nuevo, sobre la roca que esconde la parte románica de San Juan de la Peña, en la llanura enfrente de la cumbres a vista de águila de los Pirineos.

Claustro románico del Monasterio Viejo de San Juan de la Peña.

Versione in italiano

Dicevamo che, ad Alquézar comandarono per alcuni secoli gli arabi, crearono il borgo, gli diedero il nome e costruirono il castello per la difesa del posto contro gli sporadici attacchi dei pochi cristiani che si erano stabiliti un pò più in alto, tra le inespugnabili montagne pirenaiche. 

Tuttavia, quei cristiani tra incursioni e ruberie contro gli arabi si dedicarono anche a lavori più artigianali e intellettuali. Costruirono chiese, monasteri e conventi, usando lo stile dell’epoca: il Romanico. L’esempio in assoluto più sorprendente da queste parti e senza dubbio il Monasterio de San Juan de la Peña, che oltre a luogo di culto, fu cuna del Regno e futura Corona de Aragón.

Il Monasterio de San Juan de la Peña costruito all’interno di una enorme roccia, che gli conferisce il nome, intorno alla fine del X secolo, diventò nel tempo fonte primordiale e principale della penetrazione del rito liturgico romano e della regola benedettina nella Spagna cristiana medioevale. Fu e continua a essere sosta abituale del Camino de Santiago, fonte di leggende sulla presenza in loco del Sacro Graal nonché pantheon e monastero prediletto dell’incipiente corona aragonese. Nonostante le distruzioni di alcuni elementi architettonici dovute alla sua incredibile colocazione e incendi, il suo influsso e importanza durò a lungo fin quando nel 1675 si costruì il Monasterio Nuevo, sulla roccia che nasconde la parte romanica di San Juan de la Peña, sulla pianura di fronte le cime a vista d’occhio dei Pirenei.

Chiostro romanico del Monasterio Viejo de San Juan de la Peña