Vamos "pa er sú"

Versión en español

Hay una ciudad en España que después de Fraga determina mis genes, mi Yo, mi carácter, mi gracia, hasta mis pelos, diría, y tantas cosas más.

Es una ciudad del sur. Mejor dicho, “der sú” (así suena más auténtico). Es un lugar donde me siento también en casa, porque me identifico, me completo, me lleno, con todas sus maravillas y sus penas, sus alegrías y sus tristezas.

Es una ciudad antigua, tanto que fue hasta tartesia, de hecho los pobladores de la mítica Tartessos le dieron el nombre Spal, que significa “tierra llana”. Pero fueron sobre todo los romanos, los que la latinizaron con el nombre Hispalis.
Sin embargo, su aspecto actual, su idiosincrasia, su característico color blanco se lo dieron los árabes, quienes por cuestiones fonéticas la llamaron Isbiliya.

Blanco es su casco antiguo, de casas bajas, calles estrechas y patios floridos.

Casco antiguo

Blancos también sus edificios modernos, futuristas y grandiosos.

Metropol Parasol, mejor conocido como Las Setas

Su larga historia continuó con la reconquista. Sus reyes cristianos hicieron de ella la mejor expresión de las tradiciones cristianas de capa y espada, mantilla y capirote, duende y toros.

Plaza de Toros

Curro Romero

Historia que permaneció grabada en el arco de la Puerta de Jerez que cita:

Hércules me edificó,

Julio César me cercó

de muros y torres altas,

el Rey Santo me ganó

con Garci Pérez de Vargas.

Historia larga y trajinada que la llevó a ser incluso representante de España y las Américas. Mejor prueba de ello fue primero la Exposición Iberoamericana celebrada en 1929, cuya excelsa muestra es la Plaza de España.

Y luego sede de la Exposición Universal de 1992 coincidiendo con el V Centenario del Descubrimiento de América.

Pero su historia no terminó ahí, siguió y sigue vivita y coleando, como solo sus habitantes saben ser. Así es…

Versione in italiano

C’è una città in Spagna, la quale dopo Fraga fissa i miei geni, il mio essere, il mio carattere, la mia grazia, persino i miei cappelli, direi, e tante altre cose.

E una città del sud. Anzi “der sú” (così suona più autentico). E un luogo dove mi sento anche a casa, perché mi identifico, mi sento pieno, riempiendomi delle sue meraviglie e disgrazie, allegria e tristezza.

E una città antica, così tanto che fu addirittura tartesia, giacché gli abitanti della mitica Tartesso, la chiamarono Spal, che significa “pianura”. Ma furono soprattutto i romani i quali la latinizzarono con il nome Hispalis. Tuttavia la sua forma attuale, il suo carattere, il suo particolare color bianco le fu dato da gli arabi, i quali per questioni fonetiche la chiamarono Isbiliya.

Bianco è il suo centro storico, di case basse, vie strette e cortili fioriti.

Centro storico

Bianchi sono anchi i suoi edifici più moderni, futuristici e imponenti.

Metropol Parasol, chiamato comunemente da tutti I funghi.

La sua lunga storia continuò con la riconquista. I re cristiani la fecero diventare la miglior espressione delle tradizioni cristiane di mantello e spada, mantilla e capirote, duende e tori.

Plaza de Toros

Curro Romero

E questa storia rimase incisa sull’arco della Puerta de Jerez, dove si legge:

Ercole mi edificò

Giulio Cesare mi circondò

di alte torri e mura

il Santo Re mi guadagnò

insieme a Garci Pérez de Vargas.

Storia lunga e agitata la sua, che la portò ad essere perfino rappresentante della Spagna e delle Americhe. Prova di questo fu prima la Esposizione Iberoamericana del 1929, che lasciò come miglior esempio architettonico la Piazza di Spagna.