Uno spagnolo a Vicenza/ Un español en Vicenza

Ti racconto la mia storia a Vicenza con un tweet / Te cuento mi historia en Vicenza con un tuit.

Había una vez un albanés, un griego, un polaco y un español que vivían en un piso en Vicenza.

El albanés se llamaba Julian, el griego Stelios, el polaco Grzegorz y el español Ruben.

El albanés era parlarchín y jovial a diferencia de su vestimenta triste de ruso de los años setenta; el griego era reflexivo, intelectual y tranquilo como un perezoso de la América tropical; el polaco era como el albanés per más polacamente comedido; el español era yo.

El albanés era castaño de pelo, moreno de piel, alto, corpulento y gran comedor. Parecía no haber comido desde hacía años. El griego era un poco más bajo que el albanés, de pelo oscuro y barba por dejadez igual de oscura. Llevaba gafas que parecían caérsele continuamente y que limpiaba de Pascuas a Ramos. El polaco era el más alto de todos, de pelo rubio solar, largo y con coleta de medio metro además de tener dos ojos azules como el cielo despejado. Sus camisetas de grupos de música heavy metal eran su atuendo preferido. El español, que era yo, llevaba patillas de diez centímetros, camisetas lisas oscuras y vaqueros desgastados en la entrepierna de tanto ir en bici por Vicenza con el albanés, el griego y el polaco. Era su responsable y cicerone vicentino (!).

Al albanés le encantaban las series de televisión en italiano; el griego se pasaba horas tumbado en la cama fumando el mismo cigarrillo y bebiendo el mismo café; al polaco le encantaba cocinar y no se perdía un programa de la Prova del Cuoco, era el mayor admirador de Antonella Clerici; a mí me encantaba ver al albanés reírse continuamente viendo la tele italiana, cocinar con el polaco siguiendo las recetas de Antonella y estar de sobremesa con el griego por horas compartiendo un café frío…