Ti racconto la mia storia a Vicenza con un tweet / Te cuento mi historia en Vicenza con un tuit.

El vicentino-mundo

Como decía cada vez pasaba más tiempo entre vicentinos y más vicentino me hacía. Sin embargo, Vicenza, a diferencia de lo que se cree, no es tan provincial como piensan los italianos de otras partes, ni tan fría como estos mismos consideran, ni tan preocupada por el éxito como se alega. Es vedad que Vicenza es pequeña, pero es un mundo en sí misma.

En ese pequeño mundo cabe el vicentino doc y el vicentino-mundo. Así los llamo yo.

El primero es el vicentino de toda la vida, tan estirado y seco como los bigoli y sencillamente sabroso como el ragù d’anatra.

El segundo es el vicentino antivicentino pero que no puede dejar de ser vicentino o mostrarlo. Sería como un cuscús con radicchio rociado con un buen merlot con fondo de sagra sui colli.

La primera vez que pude comprobarlo fue en el 2004 cuando me nombraron encargado de un nutrido grupo de chicos y chicas de diferentes países. Estaban en Vicenza, mejor dicho, en San Pietro Intrigogna, un minúsculo pueblo, ¿qué digo pueblo? Cuatro casas en medio de los campos del sur de Vicenza.

En una de esas cuatro casas nos alojamos nosotros: una coreana que quería ver los desfiles de moda porque pensaba estar en Milán, una rusa que no iba a ningún sitio sin su maletín neceser con decenas de cremas, pintalabios, maquillajes, etc.; un francés que cuando no dormía tocaba su timbal, su única pertenencia, además de una camiseta, un pantalón y un par de zapatillas. Y un mexicano, Cuitlahuac, era su nombre, la perfecta reencarnación de Moctezuma.

La estancia de este zoo humano en Vicenza tenía un objetivo único y claro: organizar el festival de música de verano del barrio de Riviera Berica. Y yo tenía que hacer que eso pasara.

Al día después de la llegada de la comitiva la coreana desapareció. Nadie sabía dónde estaba hasta que me llamó desde la estación de tren de Vicenza para preguntarme si Milán estaba dirección de Venecia o de Verona. Cuando le dije que debía volver enseguida me dijo que se iba a Milán. Volvió esa misma noche, aunque nadie supo cómo. La rusa decidió no salir de su habitación si no era para ponerse morena en el jardín. Y el francés… al francés le costaba mantener la concentración si así me entienden ustedes.

Así que con el resto de los chicos con Moctezuma a la cabeza nos dispusimos a montarlo todo en el recinto del festival: escenario con toda su parafernalia; cocina con todas sus ollas; mesas y sillas; carpas y chiringuitos y demás, todo bajo un sol de junio abrasador.

Y entonces, conocimos al grupo de vicentinos-mundo

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2 pensieri riguardo “Uno spagnolo a Vicenza/ Un español en Vicenza

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