Ti racconto la mia storia a Vicenza con un tweet / Te cuento mi historia en Vicenza con un tuit.
Aguas internacionales vicentinas
Tras casi dos años de navegación por aguas vicentinas: mansas, homogéneas, de orillas claras; volvía a aguas internacionales: movidas, heterogéneas, de orillas difuminadas.
En mi nueva casa el elemento vicentino faltaba. Éramos un brasileño, una estadounidense, una siciliana, el que escribe y raras veces aparecían las vicentinas antivicentinas que en teoría compartían apartamento con nosotros.
En el trabajo el elemento vicentino también escaseaba. Navegaba entre ingleses, estadounidenses, francesas (solo estaban ellas), alemanas (lo mismo que las francesas); elementos aún más exóticos llegaban de Sudáfrica, Australia, Canadá, y algunos más que no se sabía muy bien de dónde salían.
Trabé amistad con algunos de ellos, con otros resultó ser como con el agua y el aceite. Entre los primeros había dos ingleses y un estadounidense. Uno de los ingleses había llegado a Vicenza por mano de una de esas vicentinas antivicentinas que había conocido en Londres y se lo había traído a casa. El otro, lo mismo, había caído en las redes de otra vicentina antivicentina que tras pescarlo en Dinamarca se lo había metido en casa, con padres y hermano incluidos. El estadounidense llevaba en Vicenza mucho más que nosotros tres (los dos ingleses y el que escribe). Era uno de los muchos americanos que había pasado por la base militar americana, y que cuando pudo o le dejaron cambió de aires. También tenía esposa e hija vicentinas.
A pesar de las distintas procedencias y experiencias compartíamos sobre todo dos cosas: manera de ser y de vivir. Así que enseguida hicimos migas, y con una cocción lenta pero continua el pan salía cada vez más bueno.
Tras algunos meses de fermentación-frecuentación y con el toque especial de las especias vicentinas, el pan estaba para chuparse los dedos…
Un pensiero riguardo “Uno spagnolo a Vicenza/ Un español en Vicenza”