Vicentinos comezebras
Ser peatón en Vicenza es complicado. Y peligroso. Muy peligroso. Por desgracia.
Cuando vivía en España, por lo menos entonces o por lo menos donde yo vivía, ser peatón era fácil. Y seguro. Por suerte.
Yo me acercaba y me acerco al paso de zebra y el conductor ibérico frena, se para totalmente y con paciencia estoica me dejaba y me deja pasar por el paso de peatones. Solo cuando yo estaba y estoy en la otra acera emprendía y emprende con tranquilidad su camino.
Sin embargo, en Vicenza, como decía, es peligroso. Muy peligroso. Desgraciadamente.
Yo me acercaba y me acerco al paso de zebra y en ese instante el conductor itálico, fruncía y frunce el ceño, aceleraba y acelera, dejándome tieso y enfadado al margen de la acera. Y yo seguía y sigo ahí de pie, al pie de la zebra muerta, con paciencia eterna viendo pasar ante mis narices esos enloquecidos carruajes propulsados.
Y entonces, como casi por milagro, uno de ellos se para a mi izquierda. Y yo indeciso y precavido pongo mi piececito en el mortal paso de zebra.
Y como la experiencia me enseñara y sigue enseñándome, yo sin dejar de mirar a mi derecha continuaba y continúo cruzando pasito a pasito el terrible paso, hasta que mi ojo avizor veía y ve pasar ante mi aterrorizada mirada el mortal peligro a lomos de una cuadriga apocalíptica.
Tras la cual, yo desde el centro del infierno en llamas, recupero aliento y fuerzas para salir corriendo. Solo cuando tras una interminable carrera estoy en la otra acera vuelvo en mí y entonces me digo:
¡SPQR!
<<Sono Pazzi Questi Romani!>> (N. del A.)
¡Están locos estos romanos!…
Un pensiero riguardo “Uno spagnolo a Vicenza / Un español en Vicenza”