Ti racconto la mia storia a Vicenza con un tweet / Te cuento mi historia en Vicenza con un tuit.
Frankenstein vicentino
El final del año en Vicenza fue terrorífico.
La conversión en magnagato estuvo cerca.
Todo empezó antes de las navidades.
Iba yo atareadísimo:
clases y más clases, mensajes y más mensajes, llamadas y correos incesantes, escribe artículos graba pódcast interesantes, y vídeos, no te olvides, con explicaciones para tus estudiantes.
¡Ay! mis queridos estudiantes.
¡Zio Billy! ¡Qué estresantes!
Me sentía como el vicentinodoc en su incesante devenir del mes de diciembre:
capuchinocruasán y a trabajar, café y trabajo, pasta – ¿con o sin ragú? Con – y trabajo… aperitivo -¿Spritz o vino? Spritz, por supuesto. ¡Nada de sorpresas! Pero sí un poquín de soppressa, claramente…Y trabajo…
¡Dios qué estrés!
¿Dónde está la chichielechisleuil?
Tranquilo me respondía. Te vales a ti mismo.
Y además, dentro de nada llega Navidad con todo el paquete incluido:
familia, toda la familia, ¿te acuerdas del tío abuelo Teodoro? Sí, él también llega por Navidad con el panetón bajo el brazo, el pandoro, las lentejas, la polenta, los tortellini y el cotechin…
¡Ay! exclamaba. ¡Dame un goto di vin!
¡Polentone, polentone! oía cada vez más fuerte en mi cabeza.
¡Escapa, escapa! Me gritaba.
Y así fue, me escapé.
Solo la huida a tierras lejanas y su buena dosis de hispanismo impidieron mi conversión.
Este español en Vicenza ha vuelto y está listo, querido estudiante…
