¡Hola queridos estudiantes!
¡Mañana empieza el colegio en Vicenza!…¡Ay!
Mi primera clase como “profesor” en Vicenza fue en el 2002. Comenzó más tarde que ahora, hacia finales de septiembre. Mis clases eran individuales y no eran en un aula. Tenía “solo” tres alumnos, los tres eran vecinos y cada uno vivía con su familia en una casa-caravana.
Mi favorito se llamaba Antonio y tenía unos cinco años. Antonio vivía con su padre, su madre y sus dos hermanas. Su padre tenía veintiséis años, su madre que estaba embarazada, no más de veinte. También estaba la abuela paterna. Su casa tenía dos ruedas, dos ventanas, dos colchones en el suelo para dormir y mucha ropa para vestir, por todas partes.
Antonio era el mayor y el primero que iba al colegio. Su día empezaba a las siete y media cuando yo lo recogía en su casa, lo llevaba en bicicleta hasta la puerta del colegio y hacia mediodía lo recogía para llevarlo de nuevo en bicicleta a su casa. Por la tarde hacía los deberes con él en su casa-caravana.
El primer día a las siete y media estaba en su casa. Antonio estaba casi listo. Lo estaban terminando de vestir con su ropa nueva para la escuela. No llevaba nada más: ni mochila, ni cuadernos, ni bolígrafos o lápices, ni estuche. Solo su camiseta roja, sus pantalones vaqueros y sus zapatillas blancas relucientes. Sus padres y su hermana menor completamente desnuda, se lo miraban.
Jamás he visto a unos padres tan orgullosos…