Ti racconto la mia storia a Vicenza con un tweet / Te cuento mi historia en Vicenza con un tuit.

Como decía, poco a poco iba pasando más tiempo con vicentinos de toda la vida. Como decía, los vicentinos tenían un horario, un ritmo y una manera diferentes para mí. No podía ser de otra forma.

También decía que, cada vez notaba más diferencias entre los vicentinos y yo. No solo en su ropa, manera de gesticular, de mirar, de observar, de interactuar, de comunicar, etc. También, entre todas esas diferencias, una me llamó la atención enseguida: una palabra, otra palabra (sí por aquel entonces ya me atraían las palabras). Un vocablo muy vicentino. Aunque no sonaba muy latino y mucho menos italiano.

De hecho, muchas veces pensaba: estos vicentinos no me parecen muy italianos. ¿Dónde estaba la dolce vita? En Vicenza era todo, o casi todo: azienda por aquí, azienda por allá. Salías con los colegas de la azienda. Salías con los amigos y hablaban de azienda. Yo escuchaba sorprendido y pensaba: ¿Incluso un domingo hay que hablar de trabajo? Te invitaban a su casa para cenar y la madre te preguntaba: ¿en qué empresa trabajas? Y cuando le contestaba: no trabajo, hago un proyecto europeo en el ayuntamiento de Vicenza; soltaba con cara de preocupación: poco dinero, poco dinero, pochi schei, pochi schei.

¡Ése era el término!¡La palabra rara! ¡El vocablo raramente italiano! ¿o no lo era? Después descubrí que efectivamente no lo era. Unos decían que era austríaco. Otros que alemán. Poco cambiaba, me parecía. Pero, ¿qué hacía en Vicenza? ¿Por qué también pululaba por el Véneto?

Me parecía extraño que el dinero se llamara con esa palabra. En español habíamos tenido la peseta, parecido al peso en América. Eran de plata por eso plata también significa dinero. Cuando yo era pequeño mi tía usaba el real que era una moneda de plata. El dinero siempre había sonado a español.

¿Por qué en Vicenza el dinero sonaba en alemán? ¿Tenían algo de alemán los vicentinos? No llevaban chanclas con calcetines en la playa y tampoco por la ciudad. Ése era un punto a favor. No, por suerte no eran guiris.

No, los vicentinos simplemente pensaban en trabajar en la empresa. Tener un coche de la empresa. Tener un teléfono de la empresa. Tener un ordenador de la empresa. Tener colegas-amigos de la empresa. Y trabajar para irse de vaciones en Ferragosto a la playa de Jesolo, porque siempre en Ferragosto la empresa cierra. Eso sí, nada de chanclas con calcetines en la playa.

No, alemanes no, pero

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